jueves, 29 de diciembre de 2011

Jaime Cantera, el duro de las ciencias naturales



El decano de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de la Universidad del Valle y recientemente nombrado vicepresidente de la Asociación Colombiana de Facultades de Ciencias, es el nuevo “Ambientalista del Año” escogido por sus trabajos en el río La Plata, en el Polo Sur y principalmente en el Pacífico colombiano.

Por: Katherine Saavedra Ceballos

Su blanco rostro, mejillas rosadas, cabello rubio, ojos azules y su amable sonrisa se acercaron hacia mí. Me saludó con un beso en los cachetes y me invitó a entrar a su oficina. En ella albergaba un escritorio con montoncitos de papeles, un computador, una biblioteca con libros y publicaciones y una pequeña mesa redonda, en la que reposaban unas colecciones de rocas que contrastaban con una blanca bata de laboratorio, la cual dejaba ver el logo de la Universidad del Valle.

 Jaime Ricardo Cantera Kintz aparenta tener unos 43 años, pero en la cuenta que lleva su cédula registran 55 años de existencia. En su lenguaje, un acento entre paisa y caleño contrastan con su aspecto físico, que bien podría ser el de un gringo o un europeo.  Este hombre de padre valluno y madre francesa, nació en Cali y se crió en el barrio San Fernando.  Estudió en el Colegio Alemán, terminó su bachillerato en el Miguel Camacho Perea e ingresó a la Universidad del Valle a estudiar biología con el sueño de ser zoólogo, Pero termino como Biólogo Marino.

Este hombre fue escogido en el 2009 como decano de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas de Univalle, y el 27 de octubre del presente año, fue nombrado vicepresidente de la Asociación Colombiana de Ciencias (Acofacien) por su perfil académico, por propender el desarrollo de las ciencias naturales y por su vasta experiencia en el campo de la investigación. 


Su profesión

Francia fue un país que le abrió las puertas, lo acogió como suyo y le brindó muchas oportunidades. Fue en ese lugar donde realizó, por medio de becas su Doctorado de Tercer Ciclo, luego continuó con un Doctorado de Estado, y culminó sus estudios con un Post-doctorado en investigación, el cual le permitió venir de nuevo a Colombia para realizar su proyecto sobre manglares en Buenaventura y Bahía Málaga. 

Jaime, durante su estadía en el país de la Torre Eiffel, conoció a Patrick Arnaud, un experto en el tema de Moluscos además director de las expediciones Polares Francesas.  El vínculo que unió la relación de este par de hombres superó los límites de la academia y dio paso a una gran amistad. Tanto así que en una de las expediciones, Cantera fue invitado para que profundizara sus conocimientos y viajó con todo el equipo Científico Francés al Polo Sur, experiencia que calificó como un sueño y que desde su perspectiva lo convirtió en uno de los pocos colombianos en conocer ese lugar.

Patrick brindó otra gran oportunidad a Cantera. Uruguay y Argentina querían realizar un proyecto para la conservación del río La Plata y necesitaban un consultor extranjero que dirigiera el proyecto. Así que Jaime, después de una serie de entrevistas y evaluaciones le fue otorgado este trabajo, aunque para él no es claro por qué fue escogido, pues brillantes personas de todo el mundo concursaban por el mismo puesto. Tanto así, que en una de las primeras entrevistas en Uruguay, creyó que la posibilidades de quedarse eran tan pocas que le pidió a un taxista que lo llevara por los sitios más representativos del lugar y le tomara unas cuantas fotografías.

Viviendo con su familia en el límite de Argentina y Uruguay, pasaron un gran momento, en el que no se preocupaban por cosas económicas, además las experiencias y el aprendizaje se potencializaron tanto, que un nuevo tema conquistó su atención: los estuarios.

Durante todo este tiempo, Jaime, estuvo vinculado a la Universidad del Valle, siempre estando al tanto de lo que sucedía con ella, y presentando informes y productos de todas sus experiencias. Hasta que un día “su gran amor” (Univalle) le pidió decidir entre el proyecto que realizaba en Uruguay y Argentina regresar a la universidad que lo formó.

El aprecio por su patria y por su Universidad fue tan grande, que resolvió volver y retomar la vida en Colombia, continuando con sus proyectos para la conservación ambiental de los manglares de Bahía Málaga y la Costa Pacífica, y con la enseñanza, otra de sus grandes pasiones.

Su familia

 Jocosamente para él, la “maldición” de los científicos está en los congresos, porque por lo general es ahí en donde entablan relaciones sentimentales,  siendo uno de ellos en donde conoció a la que hoy es su esposa. Ella, a pesar de ser bióloga genética de la misma universidad, nunca había cruzado palabra con Cantera hasta ese momento. Pero fue ese el instante más propicio para darle inicio a su noviazgo o “como se llame eso” (definido así por Jaime). Luego de unos meses de relación fue su esposa la que le propuso contraer matrimonio para que fueran juntos a estudiar a Francia, él accedió por amor, aunque “ese tipo de cosas protocolarias no son importantes”.


A los pocos meses de haberse casado, Cantera, por medio de una beca viajó en solitario a Francia para complementar sus estudios. Al cabo de seis meses, su esposa arribó a dicho país y es así como consolidaron su matrimonio en tierras lejanas y concibieron a su primera hija. 


Después de esa experiencia, llegaron otras similares a su vida, en donde la unión familiar prevaleció, puesto que por cuestiones de estudio y trabajo, tuvieron que trasladarse por diferentes países. Pero él siempre recuerda con agrado cuando esos viajes implicaban ir a la playa, porque lo primero que sus tres hijos empacaban eran las caretas de buceo, ya que su papá los iba a llevar a ver peces y corales.

Hoy, este hombre se siente tranquilo porque sus hijos ya están grandes, tienen sus proyectos, han estudiado y disfrutan de su propia vida. Ahora, las noches en casa están cargadas de charlas con su pareja que luego terminan con la preparación de sus clases. Ella, docente de la Icesi. Él, decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad del Valle. Dos biólogos unidos con enfoques diferentes desde hace más de 32 años, uno por la genética y la ecología humana, y el otro por los animales, el mar y la conservación del ambiente.

Su personalidad

Sus ojos brillan cuando cuenta experiencias de sus clases y sonríe al saber que sus estudiantes antes le decían “Jaime”, pero ahora, como lo ven más viejito le dicen “profe”.  Alba Marina Cobo Viveros estudiante del grupo de investigación en Ecología de Estuarios y Manglares (Ecomanglares), dice que todo lo que ella es hoy se lo debe a él, “Jaime me tiene aquí donde estoy, para mí él es como un papá que siempre está dispuesto a escucharme”. Tanto para ella, como para muchos, este hombre se diferencia de los demás docentes porque le imprime alegría, energía y entusiasmo a la clase.

Liliana, su secretaria, quien ha sido una de sus grandes aliadas dentro del trabajo como decano, lo considera como un gran jefe, que reconoce y valora el trabajo de las personas. Un ser humano que sabe manejar el error, nunca grita y siempre está dando una enseñanza a través del ejemplo, “él me ha enseñado a utilizar al máximo los recursos, a tratar de no usar aire acondicionado y a tener una vida más saludable y natural”.

Pero como todo ser humano, este hombre tiene sus flaquezas y debilidades. La falta de tiempo es una de ellas. Son tantas sus responsabilidades y ocupaciones, que sus estudiantes cuando necesitan hablar con él, deben aprovecharlo “por unos segunditos” entre su paso de la oficina al laboratorio para comentarle lo que necesitan. Otra de sus debilidades es que como maneja muy buen humor, la gente no logra identificar cuándo está enojado, y ni siquiera pueden saber las razones de lo que le desagrada.

Sus gustos

En su niñez, con libros, enciclopedias, láminas coleccionables y hasta peluches recreó su fascinación por los animales salvajes, que aunque él dice no tener claro el inicio y el por qué de su gusto,  solo sabe que en su momento fue muy feliz y que hoy disfruta y ama lo que hace.



Su hobby de coleccionador ha permanecido durante todas las etapas de su vida, tanto así, que este pasatiempo lo posicionó como profesional, al aportarle la colección de moluscos y crustáceos más grande del país a la Universidad del Valle.  Su sonrisa nunca se aparta de su rostro. Una sorpresiva carcajada inundó el recinto cuando contó que siempre ha sido coleccionista de todo, “menos de mujeres”.


Dormir es uno de sus grandes placeres, así que en vacaciones aprovecha para recuperar todo el sueño que ha acumulado, y recargar un poco de esas energías que tanto le sobran. También le gusta leer libros e historietas de aventura, Julio Verne y “Las veinte mil leguas de viaje submarino” ilustra su trabajo, y las noticias como la de los mineros en Chile despiertan toda su atención.

Otra de sus pasiones son las actividades deportivas. De niño, Cantera practicó casi todos los deportes, exceptuando las artes marciales. Tanto así que ingresó a la liga de boxeo, pero sólo duró seis meses porque los golpes eran muy fuertes. Ahora el fútbol ha tomado gran importancia en su vida, todos los miércoles y viernes al medio día, comparte ese entusiasmo con sus amigos funcionarios también de Univalle.

El reconocimiento de su compromiso y anhelo por enseñar, lo ha llevado a ser el “duro de las ciencias naturales” en el Valle del Cauca, destacándose es sus trabajos como Vicepresidente de la Acofacien y decano de la Facultad de Ciencias, (que aunque a veces se le hace un poco estresante por las firmas y papeleo), es algo que le gusta y que para él vale la pena, porque le permite ayudar a hacer realidad los sueños de profesores y estudiantes.

Al finalizar la entrevista, Jaime Cantera nos compartió uno de sus más grandes sueños por cumplir. Al jubilarse quiere tener la más profunda y emocionante experiencia con la naturaleza. Ir al África e ingresar al Serengeti en un Jeep, con una cámara al hombro para grabar y convivir (al menos por unos meses) con los leones y demás animales salvajes del paradisíaco parque natural. Por eso, hoy sigue trabajando fuertemente, con amor y empeño para poder lograr alcanzar el sueño más preciado de toda su vida.

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